Anna Veciana · 23/06/2020

Timonear un barco nunca es tan sencillo como parece. Marcar el camino, delegar, empujar, inspirar, motivar, sostener e incluso multiplicar el talento en medio de aguas rebeldes es un gran desafío. Sobre todo para quienes hoy trabajan con fuerza por mantener negocios y brigadas a flote. Porque a la larga no hay negocio sin equipo. Y no hay equipo sin negocio. 

En ese sentido, reactivar restaurantes o bares es también liderar: trabajar con personas, tomar decisiones difíciles con ellas o por ellas; además de sumar voluntades en torno objetivos compartidos. ¿Cómo hablarle a tu gente? ¿Cómo explicar lo inexplicable, en momentos donde quizá no se sabe ni qué hacer? ¿Qué es bueno decir y qué no? ¿Cómo generar confianza a pesar de los cambios? ¿Cómo reenganchar anímicamente a la gente? ¿Cómo engranar las ganas de volver? ¿Cómo avanzar? 

Para la renombrada coach gastronómica Adela Balderas, “cuando no sabes qué acciones vas a llevar a cabo, pero sabes que estas definitivamente influirán en el equipo”, se vuelve trascendental para los líderes pensar con calma, comunicar adecuadamente, dar ejemplo, ser de carne y hueso, anticiparse al ruido, ganarle al silencio; abonar honestidad, empatía y fuerza: “No hay que olvidar que estás trabajando con un equipo preocupado, que no sabe qué va a ser de su empleo y su futuro”. 

“El ejemplo no es la mejor manera de enseñar, sino la única”. A partir de esta cita de Albert Einstein, la directora del Máster en Innovación y Gestión de Restaurantes de Basque Culinary Center, comparte en #RetoCoronavirus algunas recomendaciones. 

1- Avanza desde la calma, pero con agilidad

El panorama incierto lleva a que se lidere de forma acelerada, desordenada y que se den pasos en falso. Esta sensación de no saber hacia dónde vamos, inevitablemente la seguiremos teniendo. Sin embargo, llevar un liderazgo con calma puede ayudar a enderezar la situación. Esto significa parar para pensar los pasos inminentes, analizar cuál es el contexto actual, cuál es el equipo que tienes y ver qué puedes ofrecer realmente y, a partir de aquí, definir soluciones ágilmente pensadas, mirando hacia el futuro, sin perder la misión ni quedarse en el corto plazo. A menudo, tenemos que tomar decisiones de forma repentina que implican acciones trascendentales, desde lanzarte a un delivery hasta despedir a trabajadores. Estas decisiones deben ser tomadas en coherencia con la empresa. 

2- Muéstrate como eres, de carne y hueso 

Si bien el equipo espera de un líder que esté fuerte, también tiene que destapar su parte más humana. Que exprese sus dudas, sus apuros y su sufrimiento no es malo, al contrario, lo humano acerca, y cuando te ven cercano la gente cree más en ti. Pero de la misma forma que debe mostrar las debilidades, también tiene que saber sobreponerse y mostrar al equipo su capacidad de resiliencia. Tener espíritu de superación y sacar la energía de donde sea. “Seguimos adelante” tiene que ser un mensaje que el líder deba repetir, porque el equipo le va a seguir. 

3- Cuida el talento, sino se escapa

El equipo tiene que sentirse acompañado porque va a tener que dar el 150%. Si no se miman ni se cuidan, los trabajadores se van a desenamorar de la empresa. Y para que se enamoren, la transparencia y la empatía son cruciales. Hay que hacer sentir al equipo que es imprescindible y que forma parte del proyecto a través de detalles como pregunar cómo están, querer conocer su opinión, preocuparse por su salud, preguntar por las preferencias de horarios, etc.

4- Anticípate para evitar el ruido

Si en un contexto de dudas, volatilidad y miedo le agregamos no comunicar, el equipo sufrirá. Los silencios pesan mucho en momentos de incertidumbre. Para evitar los rumores y los miedos hay que anticiparse, aunque lo que se diga en ese momento no parezca ser tan trascendental. Cuando no sabes qué acciones vas a llevar a cabo, pero sabes que definitivamente influirán en el equipo, hay que contar que no sabes, pero que estás allí y avanzarte antes que el propio equipo pregunte. Aunque no les des la solución que buscan, hay que hacerles ver que uno está pendiente y atento. No hay que olvidar que estás trabajando con un equipo dañado, preocupado, que no sabe qué va a ser de su empleo y su futuro. 

5- Comunica estratégicamente, con cabeza y corazón

Hoy estás cerrado, mañana abres. En muchos casos, los equipos hay que reactivarlos de un día para el otro. Tienen que quedar muy bien definidas no solo las tareas y los objetivos, sino las expectativas para que el equipo responda de forma ágil. A diferencia de un jefe, que manda, da órdenes y lo único que espera es que le obedezcan, a un líder le siguen porque le admiran, inspira y da ejemplo. Un líder consigue que el equipo trabaje de manera efectiva, que haya equipos de alto rendimientos y que las personas se impliquen desde la cabeza y desde el corazón, porque invierte tiempo en ellas potenciando su talento y sacando lo mejor de estas.

6- Atrévete a equivocarte 

Uno primero tiene que recuperarse del choque y, luego, seguir adelante siendo lo más flexible posible. Estamos delante de una nueva realidad y no podemos actuar como antes, sino que debemos intentarlo de una nueva manera. Si el delivery no funciona, probamos otra cosa. De los errores no solo se aprende, sino que han salido grandes éxitos en la historia. El error forma parte del aprendizaje y no hay que tenerle miedo. 

7- Cuida el mensaje: cada gesto comunica

Las personas buscamos certidumbre en todo momento y un mensaje tranquilizador puede hacer cambiar nuestra perspectiva, por ejemplo, si se decide sacar del ERTE tan solo a una parte de los trabajadores. En momentos en que los equipos han estado interactuando por videollamada, cada microexpresión o gesto comunica. En estos casos, la comunicación no verbal adquiere más importancia que nunca. El equipo te está viendo, detecta y lee, porque quiere ver más allá. Por eso, el mensaje que transmitamos tiene que tener coherencia, así como el momento y el canal. El cara a cara siempre es mejor que una llamada, y una llamada siempre es mejor que un Whatsapp o email. 

8- Las emociones se retroalimentan: busca ambientes sanos

El líder debe esforzarse para que se genere un ambiente de trabajo sano. El equipo observa y mira y si ve a la persona nerviosa, estos nervios se contagian. Para evitarlo hay que transmitir un mensaje de optimismo a los trabajadores. Gestionar las emociones es de las asignaturas más complejas en el liderazgo. Estas han sido y son unas semanas de altibajos, días con fuerza y energía, y otros más decaídos. Hay que hacer sentir al equipo que es imprescindible y que forma parte del proyecto a través de detalles como preocuparse por su salud, preguntar por las preferencias de horarios, etc.

9- Para ponerte en los zapatos del otro, primero quítate los tuyos

Ponerse en la piel del otro es la única forma de entender lo que le pasa. Se le llama liderazgo compasivo y significa tener la suficiente empatía para entender qué sienten y qué piensan los demás. Muchas veces en los equipos hay personas de diferentes países, culturas, religiones y es en este tipo de situaciones donde se manifiesta el gran poder de comprensión.

10- Recuerda: el equipo es la clave

Hemos estado perdidos en todo, y lo desconocido nos ha hecho sumamente frágiles. Las emociones tienen un peso importantísimo en el modo en que experimentamos las cosas. El estado de ánimo influye en las decisiones que tomamos y nuestra parte racional da consistencia y solidez a nuestras acciones. Debemos tener clara la parte económica, – objetivos y beneficios -, pero no a costa de cualquier cosa. El equipo humano es clave y tiene que formar parte de la misión, visión y valores de la empresa.

11- Si no te llevan la contraria, tienes un problema

Las personas deben tener la libertad de poder expresar su opinión y eso solo se consigue manteniéndolas informadas de todos los pasos que la empresa da, desde los objetivos y misión hasta compartir la planificación de escenarios e implicar al equipo en la toma de decisiones para que ayude a mirar al futuro. Cuando uno no tiene a nadie en su equipo que vea las cosas de otra forma y nadie es capaz de decirle al líder que se está equivocando, significa que este no ha hecho bien su trabajo. El Llanero Solitario no llega a ninguna parte y actuar de forma independiente limita tu acción. Sin escucha no hay aprendizaje.

12- Ayuda a las personas de las que debas prescindir 

Qué complejo y real es gestionar un despido. Si se toma la decisión, ya sea por motivos económicos o de conducta y capacidad, hay que pensar en proyectar el mensaje de forma constructiva: explicar por qué se ha tomado esta decisión y por qué se ha elegido a esta persona y no a otra del equipo. Es posible que haya duelo de negación, rabia o enfado, son reacciones habituales. Una vez superado, acompañarla en todo el proceso de búsqueda de nuevo empleo facilitando contactos o cartas de recomendación. Al final, es talento que se pierde y hay que ponerlo en valor.