Fotografía: Xavier Cervera / La Vanguardia

8-2-2022

Se suponía que serían solo tres meses, lo que durase su beca en La Vanguardia. Y sin embargo, treinta y dos años después, Cristina Jolonch sigue impulsando avances periodísticos en uno de los principales diarios de Barcelona, sin advertir al comienzo de su andadura que la gastronomía sería una de sus áreas de especialización y que acabaría incluso liderando una sección en auge, desde la cual profundiza en personajes e historias de todo tipo, además de explorar géneros y lenguajes alrededor de la mesa.

Autora de libros como De carne y hueso. Conversaciones sobre la gastronomía y la vida; y merecedora de premios como el Pau Albornà i Torras 2019 al mejor periodismo gastronómico, Jolonch ha hecho de la entrevista su plato fuerte, como dejó ver en la conversación que sostuvo con los alumnos del Master de Comunicación y Periodismo de Basque Culinary Center. Entre sus más recientes apuestas, el podcast Quédate a comer da cuenta de capacidad que tiene para cocinar y compartir conversaciones “sobre la gastronomía y la vida”.

Los comienzos

Jolonch se inició en el suplemento dominical del diario La Vanguardia produciendo historias variadas. Pero le gustaba comer. Sus jefes comenzaron entonces a encargarle textos sobre estos asuntos, a pesar de que ni era lo que más le gustaba ni tampoco precisamente lo que quería hacer. Sumergida en estas aguas, exploró posibilidades que progresivamente cuajaron.

“Me resistí mucho. He de confesar que no me gusta escribir de restaurantes, quizá es lo que más sufro… A mí me gusta hacer reportajes, entrevistas, crónicas”, aclara la periodista catalana, conocida sobre todo por entrevistas como las que compiló en 2019 en el libro Carne y hueso, Conversaciones sobre la gastronomía y la vida, donde personajes como Ferran Adrià, Joan Roca, Begoña Rodrigo o Raül Balam fueron con Jolonch hasta el fondo de sus verdades.

Lo que no salta a la vista

Ni le gusta el conflicto ni se siente cómoda machacando, de ahí que sea mejor no esperar críticas negativas firmadas por ella: “cuando un restaurante me parece horroroso, no lo publico. Tampoco puntúo”. Le resulta complicado pensar que puedan hacerse juicios de valor sobre el trabajo de alguien, un menú o una cocina, a partir de una sola visita; y no se siente representada por la figura del insuflado crítico tradicional. Lo suyo es contar lo que hay por detrás del restaurante. “Detrás hay familias, hay el intento de hacerlo bien”, explica vía zoom, dejándolo claro: “Me gusta buscar el alma que hay detrás de las cosas”.

De cara al ejercicio que supone sentarse a una mesa para interpretar una propuesta, la conductora del podcast Quédate a Comer considera que es posible educar el paladar en el tiempo. Y aunque su recorrido es amplio, se decanta en cualquier caso por “las historias humanas, al final todos tienen algo que contar”.

Preguntas diferentes

Empaparse de sus personajes es apenas el primer paso que da cuando prepara una entrevista. Jolonch busca saberlo todo sobre la persona que abordará. “Ahora afortunadamente podemos explorar sin parar. La documentación es fundamental, pero primero también hay que elegir a quién quieres entrevistar”. Si no funciona, “la culpa es mía”, dice, “soy muy autocrítica”.

Escarba y escucha, busca aspectos no trillados y evita caer en lo que se ha dicho ya mil veces sobre alguien o algo: “Si las preguntas son diferentes, las respuestas son diferentes. Y si escuchas las respuestas, surgen otras preguntas”.

Honestidad

La honestidad que se establece entre el periodista y el sujeto de la entrevista le resulta clave. Lo que para ella supone no tergiversar, no sorprender a sus interlocutores con titulares comprometedores. Busca la empatía pero no la complacencia. Y advierte: “si el personaje juega a dar vueltas, pues yo no tengo más remedio que seguir, y sigo. Voy por otro camino y vuelvo, no me quedo sin la respuesta. No creo que sea incisiva, pero no renuncio a preguntar lo que creo que hay que preguntar. Lo importante es que haya verdades en la entrevista”.

Reiventarse

Para Jolonch, el clic fácil es pan para hoy y hambre para mañana: “el futuro del periodismo pasa por apostar por la calidad. Los medios tradicionales solo subsistirán si apuestan por ello y hacen un periodismo interpretativo, porque van a seguir surgiendo medios nuevos, frescos, libres, serios…”

En la diversificación y dinamización de la comunicación digital encuentra oportunidades: “Hay mucha gente comprometida, que escribe bien y tiene cosas que contar y denunciar; y que gracias a las redes hoy encuentra la posibilidad de hacer escuchar su voz. Hay profesionales batalladores, con principios. Hay un periodismo joven buenísimo, con otra mirada”.

Por su parte agrega: “Hace unos años, si no tenías el respaldo de un medio de comunicación, lo tenías muy difícil para publicar o para que tu voz llegara. Pero hoy en día hay muchas más vías”.

Adaptarse es parte de su día a día. Contenta con el resultado de un arduo trabajo, recuerda: “Tiempo atrás, no hubiera imaginado que actualmente impulsaría un canal como “Comer”; una serie con videos como Sin reservas, un podcast como Quédate a comer…” Y sin embargo, su trabajo sigue hablando por ella.

“La gastronomía está viva, que es lo importante. Y hay mucha gente haciendo cocina muy interesante, no siempre en restaurantes carísimos. También hay personas interesadas en la cocina tradicional, en la salvación de nuestra memoria, en lo que pasa en el campo, lo saludable, lo sostenible, y eso también es bonito. La alta cocina está muy bien, pero pasan muchas otras cosas”.