Foto: Jiri «Tashi» Vondracek

15-12-2025

No hay una sola manera de sentarse a la mesa ni de brindar en Navidad. En función de la situación geográfica y la tradición de cada cual, por estas fechas asomarán por el plato cordero o pavo, tamales o hallacas, langostinos o lentejas, buñuelos o lechón, granada o uvas… Pero hay lugares en los que estas fechas se celebran con propuestas que parecen recién llegadas de un universo paralelo: carpas vivas chapoteando en el cuarto de baño a la espera de su destino, pavos rellenos de patos rellenos de pollos, pájaros fermentados dentro de una foca enterrada bajo piedras o cabezas de oveja que miran fijamente al comensal. Tradiciones desconcertantes que también son navideñas y quizá aporten ideas a los más audaces para innovar en las comidas y cenas de los próximos días.

Pescando carpas en el cuarto de baño

En la República Checa (y también en Polonia, aunque hoy en día es más bien raro) la tradición navideña manda acercarse al mercado para llevarse una carpa para la cena de Nochebuena. Conviene hacerlo varios días antes de esa fecha, para de este modo cumplir con otra tradición, que consiste en comprar la carpa viva y mantenerla coleando  durante unas cuantas jornadas en la bañera de casa, con lo que no solo se consigue el propósito de perpetuar las costumbres ancestrales, sino también hacer que poco a poco el pez se vaya desprendiendo de todo el barro y la mugre que hubiese podido acumular en su anterior etapa en el lago. Una vez limpia, bastará con pescarla de nuevo, retirar cabeza, espinas y tripas, cortarla en rodajas, rebozarla y acompañarla de ensalada de patatas. Y por fin, disfrutar de nuevo de una ducha a solas.

Esculpido en rábano

El rábano es un ingrediente habitual en la cocina mexicana, pero en la ciudad de Oaxaca, cada 23 de diciembre, se utiliza como materia prima para que cada cual libere al Rodin que lleva dentro y  se ponga a esculpir animales mitológicos, dioses, héroes y villanos de la historia del país, escenas de la vida cotidiana o lo que sea que le dicte su imaginación en la llamada Noche de los Rábanos. Esta tradición lleva alimentándose desde finales del siglo XIX, cuando por primera vez se organizó un concurso de rábanos esculpidos, lo que vino a formalizar la costumbre de los vendedores de verduras y pescado de adornar sus puestos navideños aprovechando las extrañas formas de estos tubérculos. La competición sigue hoy en vigor, en distintas categorías. El ganador del año pasado se llevó 31.000 pesos.

Turducken: pavopatopollo

Sea porque ante la duda lo mejor es siempre no elegir y quedarse con todo, sea por su conocido gusto por el “más es más”,  los estadounidenses elaboran por Navidad (y Acción de Gracias) desde hace algunas décadas una gargantuesca muñeca rusa culinaria llamada Turducken, que como su híbrido nombre sugiere consiste en rellenar un pavo (TURkey) de un pato (DUCk), que a su vez se rellenó primero de un pollo (chicKEN), todos ellos deshuesados, a salvo quizá de las extremidades del primero, para que la cosa siga teniendo aspecto de pavo con el vientre bien suturado para que los otros dos no se escapen. Después se hornea y se sirve, al igual que un pavo normal, con su gravy y su salsa de cranberries.

foto: nunatsiaq.com

Kiviak: pájaros fermentados en una foca

Siguiendo con el peculiar hábito navideño de introducir unos animales dentro de otros, en Groenlandia gustan de meter pájaros en focas, en este caso no con el fin de comerse una foca rellena, sino con el de utilizarla (en realidad solamente su piel) como contenedor en el que crear una atmósfera idónea para conseguir la fermentación de las aves (se trata concretamente de alcas, propias de la zona, que ni se despluman ni se evisceran para este propósito). Una vez en su interior, la piel se cose y la grasa de la foca se emplea como sello que permite mantener en el interior las condiciones para que los pajarillos se vayan “cocinando”.  El conjunto se entierra bajo una montaña de piedras y se deja ahí durante varios meses. Pasado ese tiempo, se sacan las aves, se despluman y se consumen tal cual, con huesos (reblandecidos por el proceso) y todo, en Navidad y otras ocasiones especiales.

Smalahove: Las caras sobre la mesa

Si algo parece dejar claro este plato es que a los noruegos no les importa mirar directamente a los ojos a los animales que fueron sacrificados para su deleite navideño. Smalahove significa en su idioma, literalmente, “cabeza de oveja”, y eso es exactamente lo que tradicionalmente asoma, previamente hervido, en sus mesas en estas fechas. Por lo general se sirve media cabeza por persona, se comienza a masticar por las orejas y los ojos para que no se enfríen, y después se continúa sin piedad con la lengua y las mejillas alrededor de la dentadura, hasta dejar la quijada en los huesos y el cráneo bien reluciente.  Los más sensibles apreciarán el hecho de que el smalahove suele consumirse acompañado de akvavit (además de patatas y puré de nabo), lo que sin duda facilitará el cara a cara con el bicho.

Foto: Hiroshi Mori Stock

KFC: Kentucky for Christmas

Ni Santa Claus ni los Reyes Magos tienen demasiado predicamento en un país sin apenas cristianos como Japón, donde en realidad a quien se espera con ansiedad es al Coronel Sanders y su pollo frito de Kentucky, que provoca grandes colas en estas fechas, hasta el punto de que se recomienda reservarlo con semanas de antelación. Se dice que esta tradición comenzó en los años 70, cuando a un ejecutivo de la compañía se le ocurrió lanzar una campaña llamada Kurisumasu ni wa Kentakkii!” (que en inglés coincide con las iniciales de la compañía, “Kentucky for Christmas”)  para convertir su famoso fried chicken en el plato por excelencia para estas fechas. En un país sin tradiciones navideñas, los trozos de pollo rebozado no encontraron sobre la mesa competencia alguna, así que con el tiempo se hicieron con la posición que en otros países ocupan el pavo o el cordero. Este año el llamado “Cubo de fiesta” contiene ocho piezas del famoso pollo frito, un gratín de gambas y un tiramisú con frutos del bosque, además de un platito especial para la ocasión.