07/05/2020
Tienen menos de 30 años, pero las ideas muy claras. Javi Rivero (AMA Taberna), Martina Puigvert (Les Cols), Iñaki Azkue (Vaskito) y Almudena Menéndez (ganadera trashumante asturiana) son jóvenes emprendedores que a menudo habían oído hablar de la crisis, pero probablemente nunca habían experimentado una en propia carne y mucho menos en primera línea de un negocio.
Ahora el coronavirus los ha obligado a estrenarse y pensar cómo gestionar esta tormenta impredecible, del mismo modo que tratan de hacerlo restauradores con décadas de trayectoria a sus espaldas. Convocados por Culinary Action! -con el apoyo de Gastroeconomy-, estos cuatro jóvenes talentos dieron una mirada fresca a este enorme desafío. En #RetoCoronavirus recopilamos sus ideas en 10 claves:
1. Diseñar experiencias para el ahora y no ponerle parches a lo de antes. Los modelos de antes de la pandemia no son replicables. No hay que cegarse poniendo parches o tratando de encajar lo de antes a las nuevas medidas. Conviene soltar y diseñar propuestas nuevas.
2. Ampliar los menús no gastronómicos será necesario. Al margen de las adecuaciones en el ‘fine dining’, es momento de ampliar el espectro y ofrecer opciones flexibles y cercanas para un mayor acceso.
3. Humanizar el delivery y hacer cómplices a los clientes. El conocimiento y la sensibilidad de los chefs puede ser un valor diferencial. Construir la sensación de un delivery personalizado, y con una atención “como en casa”, es posible.
4. Facilitar la economía circular. Los restaurantes son apenas una parte de una cadena. Engranar a los pequeños productores debe ser un pilar.
5. La importancia de la gestión. El cambio es duro. Sin una atenta gestión empresarial del negocio en lo económico costará más.
6. Escuchar a la naturaleza. Nos olvidamos de ella y esto es un ineludible llamado a ser conscientes.
7. Reivindicar lo autóctono. Aprovechar la creatividad para darle vueltas al producto local y darle vida a variedades autóctonas quizás inexploradas o infrautilizadas del territorio.
8. Unir fuerzas y dar el máximo. No pensar de forma individual sino como colectivo. Ayudarse unos a otros. Es momento de ser como un martillo pilón y no desistir.
9. Dar valor a los productores. Si el campo no produce, la ciudad no come. Hay que dar el verdadero valor a quienes producen la comida.
10. El precio de la calidad y de lo local. Las decisiones que tomamos cuando compramos tienen el poder de ayudar a restablecer las cadenas productivas de nuestro entornos. Es hora de apoyar el valor económico real que tiene lo que se produce.