2-12-2024
“Jomeini comía yogur, cebolla y ajo básicamente, y eso explica muchas cosas sobre la situación en Oriente Próximo”, le decía con sorna Paco Plaza a Aimar Bretos en una entrevista al alimón con Andoni Luis Aduriz que tuvo lugar durante el rodaje del documental Mugaritz. Sin pan ni postre. Probablemente la joven ciencia de la nutrición no está aún lo bastante desarrollada como para establecer semejantes determinismos y causalidades, pero en cualquier caso la relación de los líderes mundiales con la comida, sus elecciones a la hora de comer y cocinar pueden darnos alguna pista (en ocasiones en cierto modo contraintuitiva, como sucedía con el vegetarianismo de Hitler) sobre quiénes son y sobre su posicionamiento (personal y sociopolítico) en cuestiones alimentarias y alimenticias. A continuación desgranamos algunos ejemplos.
Donald Trump: “El Big Mac me encanta. El cuarto de libra con queso es genial”
En uno de los momentos más comentados de la reciente campaña electoral estadounidense, Donald Trump se quitó la chaqueta, se colgó el delantal y se puso a servir patatas fritas y a atender la ventanilla del drive-thru en un McDonald’s de Pensilvania. Este intento del multimillonario de identificarse con el norteamericano medio-bajo (y de acusar a Kamala Harris de mentir cuando dijo que había trabajado en una de estas hamburgueserías) iba mucho más allá de una simple maniobra para captar votos ecualizándose con el vulgo: según contaba su ex director de campaña, Corey Lewandowski, en el libro Let Trump Be Trump, la cena habitual del próximo presidente de EEUU consiste en dos Big Macs, dos Fillet-O-Fish, y un batido de chocolate; en su avión, el Trump Force One, hay cuatro “grupos de alimentos”: McDonald’s, KFC, pizza y Coca-Cola (concretamente Diet Coke, quizá para compensar). Y por si aprieta el hambre entre horas, también dispone de un buen surtido de patatas chips, pretzels y galletas Oreo. En su primer paso por la Casa Blanca no era raro que sirviese fast food a sus invitados. Además de defender con su “ejemplo” las empresas nacionales y el “american way of eating”, la razón de su abuso de la comida basura tiene que ver también con su admitida germofobia y su consiguiente obsesión por la seguridad y la “limpieza”: “Una mala hamburguesa destruiría a McDonald’s. Mejor ir allí que a un lugar donde no tienes idea de dónde viene la comida», ha afirmado.
Keir Starmer: “Mi hija nunca ha probado la carne ni el pescado”
En el extremo opuesto al del carnívoro Trump encontramos al primer ministro británico, quien confesó en una entrevista al podcast Table Manners que no permitió que sus hijos comieran carne hasta que cumplieron diez años y que su hija, de 13, nunca la ha probado, y tampoco el pescado. Tanto él como su mujer, Victoria, vegetariana, se negaron durante todo este tiempo a cocinar carne y pescado para ellos, aunque desde que ambos llegaron a esa edad, dejaron que decidiesen por sí mismos si continuar o no con la dieta vegetariana, que solo su hijo dejó de practicar. Starmer es un pescetariano declarado que dejó de comer carne hace unos 25 años “por una cuestión de principios”, aunque también admitía en ese mismo programa que en ocasiones le cuesta mucho, porque “me encanta la carne”. Por ahora tan solo se permite incluir pescado en su dieta básicamente vegetariana.
Angela Merkel: “Siempre aplasto las patatas yo misma, con un prensapatatas y no con una batidora”
“Todavía compro algo tan pronto como lo veo, incluso cuando realmente no lo necesito. Es un hábito profundamente arraigado que se deriva del hecho de que en una economía donde las cosas eran escasas, simplemente solías obtener lo que podías cuando podías». La que fue canciller alemana durante casi 16 años, primera mujer en ponerse al frente del país y paladín de la austeridad en tiempos de crisis, confesaba con esta frase que no había podido quitarse de encima la mentalidad acumuladora que le venía de serie como nativa de la República Democrática Alemana, tanto en lo que respecta a alimentos como a productos de limpieza. Quizá por ello también uno de sus platos favoritos, como cocinera y como comensal es la kartoffelsuppe (sopa de patatas) a la que alude en el titular que encabeza este texto, plato sencillo, tradicional, nutritivo y tan pragmático como ella misma. En alguna ocasión ha dejado entrever sus habilidades como cocinera y según se dice su Pflaumenkuchen (plum cake) y su pastel de carne no están nada mal.
Vladimir Putin: “No tengo mucho tiempo para la comida”
Esto es al menos lo que asegura que dijo Putin la publicación afín al régimen Russia Beyond, que también afirma que basta ”un rápido vistazo a las fotos sin camiseta” del presidente ruso para constatar que “está en bastante buena forma”, lo que atribuye a una dieta en la que destaca el protagonismo, a la hora del desayuno, del porridge, el tvorog con miel o los huevos crudos de codorniz, que por lo visto le gusta “beber”, y de los tomates, los pepinos y las ensaladas. Presuntamente prefiere el pescado a la carne, pero también le gusta el cordero. Un portavoz del Kremlin comentaba a la agencia de noticias rusa que come “comida ordinaria, pero trata de evitar la respostería” y otras fuentes dan por sentada su afición al helado, especialmente el de pistacho, así como su abstinencia de cualquier clase de alcohol. De cualquier modo, al parecer (y al igual que en el caso de Hitler) sus alimentos llegan a su boca tras haber pasado por la de un catador de alimentos, según afirmaba The Independent.
Emmanuel Macron: “La comida es una cuestión de Estado en Francia”
El presidente de la República Francesa lanzó esta afirmación durante una comida en el Elíseo a la que fueron invitados 180 de los mejores chefs del país y en la que quiso subrayar el papel de Francia como exportadora de técnicas, de “savoir faire”, como pionera en la codificación y elevación de los asuntos de la cocina. “Francia es reconocida por su gastronomía, y brilla gracias a ella y a lo que los restaurantes con estrellas representan cuando reciben al mundo en nuestro país o cuando difunden el saber francés más allá de nuestras fronteras”, afirmó. En una entrevista, Guillaume Gómez, chef del Elíseo desde finales de los 90, dejó caer que, si bien es uno de los presidentes con mayor conocimiento de la gastronomía gala para los que ha trabajado, uno de sus platos favoritos es algo tan poco sofisticado como el escalope cordon-bleu, mientras que su esposa Brigitte se hace servir diez frutas y verduras al día. Y en la cocina se procura que, en lo posible, todos los productos sean de temporada y franceses. “Soy de origen español y me encanta el pata negra, pero nunca lo serviré en el Elíseo, porque en Francia tenemos artesanos que se levantan cada mañana para preparar elaborar buen jamón francés”.
Pedro Sánchez: «A mí, donde me pongan un chuletón al punto… eso es imbatible»
Aunque, según el que desde hace más de cuatro décadas es el chef de Moncloa, José Roca, en los menús de Pedro Sánchez hay “más ensaladas y pescado que carne”, el actual presidente del Gobierno mostraba con esta frase su amor por la proteína animal pasada por el fuego… Pero lo que en realidad perseguía con esa loa a la presunta (e indignante para quienes se consideran los verdaderos carnívoros, los de la facción “poco hecho”) imbatibilidad del chuletón al punto era enmendar la plana al que entonces era su ministro de Consumo, Alberto Garzón, quien había levantado las iras de los ganaderos (industriales) del país con el lanzamiento de la campaña “Menos carne, más vida”, acompañada de la afirmación de que “el consumo excesivo de carne perjudica a nuestra salud individual y también a nuestro planeta”. La frase quizá sirvió para aplacar los ofendidos ánimos del sector cárnico-ganadero, pero también para no profundizar en qué modelo de ganadería apoyaba el ejecutivo.
Papa Francisco: “Me gustaría poder salir un día, sin que nadie me conociera, e irme a una pizzería a comer una pizza”
Esto es, según declaraba en una entrevista a la cadena Televisa hace unos años, lo único que le fastidia de su trabajo al sumo pontífice. Su italoargentino amor por la pizza es bien conocido y en alguna ocasión la ha utilizado para celebrar su cumpleaños. La estrecha relación del papa con la comida viene de antiguo, de cuando su madre se inventaba recetas con las sobras de una cocina de la que de vez en cuando se encargaba siendo casi un niño, y, posteriormente, de cuando decidió estudiar química de los alimentos. Quienes le conocen afirman que es un buen cocinero, con buena mano para el asado y el risotto y que (Argentina manda) prefiere el mate al café. Su relación con la cocina dio pie hace unos años al libro biográfico En la mesa con Francisco. Los alimentos y las recetas de la vida del Papa, firmado por Roberto Alborghetti. Con frecuencia se sirve de los alimentos para transmitir los valores en los que cree. Su preocupación por el hambre, el desperdicio, el impacto de la alimentación en el medio ambiente y otros problemas del sistema alimentario le llevó en 2021 a enviar una carta al director general de la FAO.