25-11-2024
“Sabe como la parte trasera de un puto autobús escolar de Los Ángeles”. Así es como el personaje interpretado por Paul Giamatti definía en Sideways (Entrecopas) uno de los muchos vinos que cataba durante la película. Sin llegar a los extremos del film de Alexander Payne, la catalana Marta Clot está tratando de acercar el mundo del vino a un público no experto a través de nuevas maneras de contarlo y definirlo en sus cuentas de Instagram @lamartaclot (427.000 seguidores) y @ladelsvins (en catalán, con más de 80.000) y en tiktok (casi 140.000 seguidores) huyendo en lo posible de toda esa codificación que en ocasiones provoca en el común de los bebedores sentimientos de inferioridad, cuando no abierta hostilidad por quienes utilizan términos como “redondo”, “con estructura” o “untuoso”.
“Incluso a mí, que quiero romper con esto, me cuesta -confiesa Marta-, me sale el deje de caer en esas expresiones. Es una lucha interna, un preguntarse contantemente cómo vas a explicar un vino tratando de no utilizar ciertas palabras o sin dar tanto peso a ciertos aspectos. Por ejemplo, yo no hablo mucho de crianzas. Puedo decir que un vino ha pasado por barrica, pero no me pongo a explicar el tipo de madera, si es roble francés de tostado medio o no… Siempre me imagino que se lo cuento a mis amigas y hay cosas que no les hace falta saber”.
En uno de sus vídeos más celebrados, Marta ejerce de traductora de algunas de las expresiones más abstrusas del universo de la cata de vinos y cavas (“buen paso en boca”, “burbuja bien integrada”, “carnoso”…) para no “quedar como el culo” a la hora de emplearlas y parecer todo un experto sin serlo. Con todo, Marta no siente una especial inquina por estas palabras, que ella misma emplea, sino que más bien dirige sus dardos a quienes las utilizan mirando por encima del hombro al resto de los mortales. “Es complicado salirse de esta forma de comunicar, porque siempre se ha hecho así. A veces parece que si no recurres a ese lenguaje no lo estás explicando todo. De todos modos, más que las expresiones, me molesta cuando la persona que las dice es muy estirada. Se puede hablar de vino utilizando estos términos, pero hacerlos más cercanos explicando qué quieren decir. No se trata solo del lenguaje, sino de cómo lo utilizas, si es de un modo más amable o desde una posición de superioridad”.
Elogio del kalimotxo, la sangría y el porrón
“Aunque pueda parecer que hago locuras en algunos posts, yo soy muy fan del buen vino en copa”, comenta Marta, en referencia a esos vídeos en los que defiende, por ejemplo, los vinos en lata o los recipientes de plástico. “Si me voy a la playa con un amigo y él quiere llevarse unas cervezas en una neverita, yo me llevo mis vinos en lata y no pasa nada. Así puedo disfrutar de un momento muy chulo con vino, que de otra manera sería más complicado. Para mí no hay solo una manera correcta de beber vino, pero un sector más tradicional lo ve como un pecado. No se trata de que bebamos todos en copas de plástico, pero cada momento puede tener su tipo de consumo”.
Marta también reivindica un recipiente que gozó de mucha más popularidad en otros tiempos, el porrón, del que fue nombrada ambaixadora en la Firagost de Valls el pasado verano. “Creo que hay que volver a hacerlo nuestro, que no se vea como una cosa de antes. En estos tiempos de globalización, donde parece que todos seamos de la misma ciudad, es algo que da personalidad y además está en diferentes zonas del país, es muy popular e invita a compartir y a disfrutar”.
Además de la desacralización de rituales y recipientes, Marta también apuesta por el kalimotxo y las sangrías e incluso los batidos, los combinados y los cócteles con el vino (“nada de vinazos, con un vino joven correcto tienes de sobra”) como base. “Son combinaciones resultonas que a la gente le molan. El vídeo del mojito con vino tinto tiene millones de reproducciones. ¿Esto está mal? ¿Para quién?”.
Beber local
Marta Clot ha sido este año una de las seleccionadas en la lista de los 100 Jóvenes Talentos de la Gastronomía de BCC, colabora en el podcast gastronómico La Cullerada, de Time Out y en 2023 ganó el premio a Mejor Prescriptora de Vino Catalán en el Digital Wine Contest de la DO Catalunya. Ella atribuye su forma ligera y divertida de abordar el vino al hecho de que no nació en una zona especialmente vinícola (es de Granollers) ni tampoco en su familia había nadie conectado con este mundo. “Mis padres no han sido de beber vinazos, no tenemos bodega… Todo empieza cuando decidí estudiar sumillería (es sumiller graduada por el CETT). Quizá el no tener toda esa mochila de historia y tradición a la espalda, el no estar tan impregnada de la cultura del vino como otras personas que están en este mundo por tradición familiar u otros vínculos facilitó que pudiese hablar de ello de otra manera. Yo llegué y dije: esto mola mucho y es una lástima que no se comunique de una forma más normal”.
En sus vídeos también incluye consejos que de tan elementales quizá nadie había reparado en la necesidad de divulgarlos: cómo quitar la cápsula de la botella, cuándo y cuándo no devolver un vino en un restaurante, utilizar o no jabón para lavar las copas… aunque ahora prefiere centrar el foco en otros temas: “Quiero que mi canal sirva para hablar de vinos que me gustan, de bodegas, quiero explicar cosas, pero no con un fin didáctico como si fuera una profe, sino transmitir buena onda alrededor del vino para que no te dé miedo, porque a veces parece que la gente que sabe de vino está en otro estatus, que es como un club de gente más inteligente”.
Y entre esos vinos que le gustan están los catalanes, que utiliza entre otras razones para hacer ver a sus seguidores la necesidad de “beber local” y dar valor a los vinos del territorio de cada cual. “Soy defensora de los productos de proximidad. Eso no quiere decir que no me pueda tomar un vino de Rioja o un gallego o un australiano y lo disfrute, pero para ser más sostenibles, y más en el momento en el que estamos, es importante valorar a los productores que tienes más cerca. Y aquí pasaba mucho que los vinos que te ofrecen de entrada no son los catalanes, cuando tenemos once denominaciones de origen y hay un montón de variedades autóctonas”.
Ella misma está implicada en un proyecto de elaboración de vino dentro de la denominación de origen Alella que sale al mercado en estos días. “Es un ancestral de uva pansa rosada, una variedad minoritaria catalana. El año pasado hicimos una tirada pequeñita de 250 botellas de las cuales pusimos a la venta 200 que se vendieron en una semana. Este año hemos hecho 2000 botellas y 50 magnums. He tenido la suerte de elaborarlos con dos bodagas top, Vins L’ Apical y este año Alta Alella, y están buenísimos”.
La conversación regresa a la película Entrecopas, a ese momento en el que el protagonista bebe a escondidas, en un restaurante cutre y en un vaso de cartón, ese vino sublime que lleva años guardando para un momento que esté a su altura. “A veces los conservas esperando esas grandes ocasiones y al final nunca los abres porque sientes que no terminan de llegar. Me hace mucha gracia esta escena, y aunque es una lástima que se lo beba en un vaso de cartón, si el momento te ha llevado a eso, ¿por qué no? ¿Por qué te voy a decir yo cómo tienes que beberte tu vino?”.