3-4-2024

¿Estar gordo equivale siempre a tener problemas de salud? ¿Deben las personas de mayor tamaño renunciar a ciertos placeres gastronómicos para ajustarse a las medidas más aceptadas por la sociedad? ¿Hasta qué punto perder peso depende de su voluntad? La activista estadounidense Virgie Tovar nació gorda y pasó muchos años sometiéndose a dietas que nunca funcionaban y sintiendo la presión y el rechazo social por no ajustarse a los cánones considerados ideales por nuestra cultura. A través de libros como Tienes derecho a permanecer gorda, de blogs  y  podcasts, Tovar se ha convertido en una de las más destacadas defensoras de la llamada  “positividad corporal”, que promueve la aceptación de que existe una diversidad de cuerpos, del mismo modo que existe una diversidad de razas y de géneros, y que ninguno de ellos merece ser discriminado o considerado inferior, ni siquiera menos saludable.

¿Por qué hasta cierto punto todos tenemos algo de gordófobos?

Hay razones históricas: tenemos una historia de racismo, de sexismo, de capacitismo. Históricamente también tenemos la invención en el siglo XIX del “índice de masa corporal”, que en lugar de verse como una media de los valores de estatura y peso de la población, se tomó como un ideal al que aspirar. Tenemos un montón de marcos sociales y psicológicos que nos llevan a aceptar la idea de que algunas personas son mejores que otras. Nos han enseñado a ocultar nuestro racismo, nuestro sexismo, nuestro capacitismo, pero no nos han enseñado a ocultar nuestra gordofobia. Esas otras discriminaciones se han vuelto hasta cierto punto impopulares, pero en Estados Unidos todavía se acepta que se sea malo con estas personas, porque se cree firmemente que todo el mundo puede controlar el tamaño de su cuerpo, al contrario que en el caso de la raza, donde uno no puede elegir, como tampoco cuando naces con una discapacidad.

Y, según defiendes, el peso no es algo que se pueda controlar tan fácilmente.

Habiendo trabajado en esta área durante 10 años, puedo decir que tu tipo general de cuerpo se parece bastante a esas otras cosas que no puedes cambiar. La gente cree que sí, porque puedes hacerlo a corto plazo, pero ero eso no quiere decir que puedas conseguirlo a largo plazo. Muchos estadounidenses son capaces de perder mucho peso a corto plazo, pero más del 90% son incapaces de mantener esa pérdida a lo largo del tiempo. Así que la razón de que esto siga siendo un problema es porque la gente cree en algo que no es verdad: que todo el mundo puede controlar su peso a largo plazo.

¿Tener derecho a permanecer gorda, como dices en el título de tu libro, implica también el derecho a comer lo que quieras, aunque no sea saludable?

Creo que la manera de comer de la gente es un asunto privado, pero encuentro frustrante que cuando la gente me escucha decir lo del derecho a permanecer gorda crean que es como un cheque en blanco. Para mí lo que significa esta frase es que una persona naturalmente gorda no tiene que pasarse cada minuto de su vida tratando de ser delgada, lo que incluye no odiarse a sí misma, no tener que ir al gimnasio varios días a la semana, no dejar de comer el 85% de los alimentos disponibles porque quiere estar delgada, no dejar de ponerse un bañador… Quienes somos gordos desde que nacimos hemos estado presionados a hacer dieta toda nuestra vida. Durante años fui solo a tres pasillos del supermercado porque solo se me permitía comer comida de tres categorías, todas ellas bajas en grasa. Parte de lo que defiendo consiste en poder comer alimentos como el queso, por ejemplo, porque se me enseñó  a creer que la gente gorda no puede comer queso, que solo pueden hacerlo cuando adelgazan.  Mis amigos, mis compañeros de trabajo, pueden tener fantásticas experiencias en una comida, pero la mía va a ser distinta. Es algo muy humillante.

En este sentido, criticas esa “cultura de la dieta”, que funciona casi como un tratamiento para una dolencia, que en este caso sería la gordura.

Cuando comienzas a hacer dieta para perder peso, te estás poniendo en una situación en la que lo vas a ganar a largo plazo. Esto suena irónico y la gente dice que no tiene lógica. Pero eso es porque nuestra cultura ve la dieta como una medicina, cuando lo que ocurre es que el cuerpo la percibe como una amenaza para la supervivencia y lo que está diciendo es “me estoy muriendo de hambre y tengo que hacer algo para compensarlo”. Las dietas fracasan una y otra y otra vez, lo que no es nada raro si estás al tanto de esto, pero si no es así, siempre hay espacio para seguir tratando de encontrar un milagro. Y la industria de la dieta ha jugado un gran papel en que no conozcamos esta información científica básica. En lugar de la metáfora de la medicina prefiero la de la peluquería: soy morena, podría teñirme de rubia temporalmente, pero el moreno volverá, y cuando eso ocurre, no me sorprende, no creo que haya fracasado, sé que tengo que volver a la peluquería una y otra vez si realmente quiero que mi pelo siga rubio.

Esa creencia lleva a que se vea a las personas gordas como poco disciplinadas.

Las raíces de esta discriminación son morales, se considera que estas personas están tomando malas decisiones, están eligiendo estar en esa posición. Pero se está utilizando la salud para expresar ese prejuicio, lo que es fascinante, porque reírse de estas personas, juzgarlas o relegarlas al ostracismo es muy malo para su salud…

Abogas por romper esa vinculación entre gordura y mala salud.

Según estudios realizados en Estados Unidos, cuando se utiliza el peso como la medida principal de la salud, una de cada cuatro personas o piensa que está sana y no lo está o piensa que no está sana y lo está. Eso es mucha gente. Y hay que entender que también las personas delgadas tienen diabetes, presión arterial alta, apnea del sueño, también mueren por infartos. Tanto gordos como delgados hacen todo tipo de cosas que tienen todo tipo de efectos en su salud. Y a menudo el médico simplemente decide si estás sano o no con solo mirarte, cuando hay evidencias de que la correspondencia entre peso y salud no es tan directa como podríamos pensar. Pero incluso si todas las personas con cuerpos grandes tuviesen mala salud, seguiríamos teniendo el derecho a vivir sin ser discriminadas.

La salud mental se ve afectada por esa presión que mencionabas antes, cuando desde que eres niña te dicen que debes adelgazar, cuidarte más…

No se trata solo de que te la gente te diga que estás demasiado gorda o que deberías perder peso, sino que su forma de hablar de la comida también está conectada con esto. La gente tiene actitudes negativas hacia la comida que cree que te hace engordar. A veces ni siquiera tienes que hablar del cuerpo de alguien para comunicar que no te gusta la gente gorda, sino que basta con que lo hagas de la comida que la cultura cree que está conectada con el aumento de peso. Desde luego todo esto es malo para tu salud mental. Hay investigaciones que muestran que la gente que tiene baja autoestima por su cuerpo deja de vivir momentos importantes de su vida. Yo voy a casarme este año. Soy consciente de mi aspecto y no creo que sea fea, pero conozco a muchas mujeres que son grandes y que pasan todo el año antes de casarse tratando de perder peso porque tienen miedo de que les hagan una foto. No deberías pensar en nada de eso cuando te vas a casar, deberías centrarte solo en celebrar tu amor por esa persona. Durante muchos años yo no quería salir en las fotos familiares. Si a lo largo de tu vida dejas de ir a la piscina, de ir a tal viaje, de tener citas, de ir a una comida… son millones de momentos perdidos y evidentemente eso afecta a nuestra salud mental, lo que también tiene un impacto en la física.

¿Qué es para ti la “positividad corporal”?

Consiste en volver positiva nuestra actitud negativa hacia los cuerpos, comprender que existe una diversidad corporal real que es como cualquier otra diversidad. Finalmente, no importa de qué manera alguien llegó a tener el tamaño que tiene, si nacieron de esa manera o si ocurrió de otra forma. Todos merecemos no experimentar una discriminación basada en ese tamaño y en lo que nuestro cuerpo puede hacer.

Mucha gente te critica de manera muy agresiva porque creen que esta positividad corporal promueve una aceptación insana de la obesidad o incluso anima a llevar hábitos alimenticios no saludables. ¿Cuál sería tu respuesta?

Creo que están utilizando el lenguaje de la salud para crearse la sensación de que tienen una superioridad moral, pero no creo que se preocupen en absoluto por mi salud o por la de nadie. Cuando alguien dice que está siendo cruel y terrible contigo porque está preocupada por tu salud me pregunto: ¿En qué mundo odiar a alguien ayuda a su salud? En realidad ni siquiera creen lo que dicen, solo quieren ser agresivos. Tengo muchas discusiones sobre esto: la discriminación es mucho peor para la salud de la gente. Si estás preocupado por la salud de alguien, hay un montón de cosas que puedes hacer aparte de odiarle. Y en los Estados Unidos esto parece una comedia negra: vivimos en una cultura a la que claramente le importa un pimiento si te mueres por una infección de oído, lo que puede ocurrir si no tienes seguro médico, porque no tenemos una sanidad pública. ¿Y tú te preocupas por mi salud?

¿Qué pasos se pueden dar para desestigmatizar la gordura?

Ahora mismo, por ejemplo, hay una campaña de salud pública en México en la que animan a los padres a dejar de llamar a sus hijos “gordita” o “gordito”, a reconocer que el hecho de que te llamen así durante toda tu vida tiene un impacto, dentro de una cultura a la que no le gustan los gorditos ni las gorditas cuando crecen. Y creo que tenemos que entender que no estamos ayudando a la gente cuando decimos “has cogido peso” o “quizá no deberías ponerte eso”. Por otra parte, creo que la industria de las dietas debe regularse, porque ¿qué otra industria tiene un ratio de fracasos del 90% a largo plazo y se le sigue permitiendo sacar productos que no funcionan? Debemos presionar para que la industria de las dietas, los fabricantes y las farmacéuticas dejen de poder seguir ofreciendo curas milagrosas, porque no funcionan. Claro que puedes ponerte a dieta, no quiero meterme con la libertad de cada cual, pero en la forma de publicitar estas dietas y estos libros habría que decir “esta no es una aproximación científica a la pérdida a de peso, si de todas maneras quieres probar esta dieta, adelante, pero el resultado seguramente será que termines ganando peso”. Debemos presionar a la industria de las dietas para que facilite esta información, del mismo modo que en los medicamentos se dice cuáles son sus efectos secundarios. Y en lo individual, si tienes un cuerpo grande, hay que aprender que eso no tiene nada de malo, que la gente no tiene derecho a hablarte de esa manera y que tú tienes derecho a defenderte.