01/04/2020

Cuando hace dos semanas el coronavirus empezó a tomar dimensiones inesperadas y mandó bajar las persianas al público de bares y restaurantes, una pregunta acechó a Hugo Rodríguez, copropietario de las pizzerías madrileñas Grosso Napoletano. Madrid era ya el epicentro del foco en España. Los hospitales de la capital no daban abasto. De repente, médicos y enfermeros con escasos recursos estaban en primera línea, doblando turnos, dejándose la piel -y la salud- para tratar de salvar a los contagiados. Hugo se sentía impotente. En su cabeza, la pregunta se repetía una y otra vez: ¿Cómo podemos ayudar?.

La respuesta la encontró en sus pizzas. Ante una batalla que se prevé larga y que tiene a los hospitales como principal frente, su única arma era la comida. Así que la noche del viernes 13, Grosso Napoletano empezó a repartir pizzas a los sanitarios, los héroes anónimos de esta pandemia.

“Nos salió un poco esta vena de ‘tenemos que ser útiles en esta situación’ y, aunque sea simbólico, ayudar a ver la luz al final del túnel. Con las cafeterías y restaurantes de los hospitales cerrados, nos decían que los médicos estaban currando tanto que no tenían tiempo ni de comer. Así que nos dijimos: ¿por qué no aportamos nuestro granito de arena?”, cuenta Hugo.

El primer mensaje de Grosso Napoletano en redes ofreciendo ayuda tuvo una respuesta que les desbordó. “El viernes hicimos el primer envío y el sábado nos despertamos con decenas de correos que se convirtieron en cientos”, explica el empresario. 

Lo que empezó como una iniciativa improvisada de un restaurante se convirtió en una cadena contagiosa de solidaridad con nombre propio: “Food 4 Heroes” (Comida para Héroes). Más y más actores, desde pequeños locales de barrio a grandes grupos alimentarios, se fueron sumando al proyecto. Hoy son alrededor de 90 empresas del sector repartiéndose, de norte a sur, los hospitales de todo Madrid. La operación es tan grande que han tenido que dividirse por zonas y coordinar los envíos por distintos grupos de WhatsApp. 

Pero la iniciativa no se quedó aquí. “Food 4 Heroes” se ha replicado por distintos rincones de España, desde Barcelona, a Bilbao, pasando por Valencia, Málaga y Zaragoza: una exhibición del lado más solidario de la restauración, una demostración de la fuerza y la unión de la que es capaz el sector incluso en los momentos más oscuros.

Comida para el alma

“Fuerza”. “Gracias infinitas”. “¡Ánimo!”. “Sois héroes”. Las bolsas de comida que los restaurantes hacen llegar cada día a los hospitales de todo el país van acompañadas con estos mensajes garabateados en rotulador. Porque, en realidad, lo que se envía es mucho más que pizzas, ensaladas, pokes, sandwiches, pasteles o zumos naturales.

“Al final está bien dar de comer, pero no es solamente esto lo que hacemos los hosteleros, es algo mucho más emocional, basado en experiencias. Es un mimo, un empujón que les damos a los sanitarios para darles un poco de oxígeno en jornadas maratonianas”, cree Hugo.

Desde Barcelona, Mar Barri, de Flax & Kale, coincide. Su grupo Teresa Carles, abanderado de la comida ‘healthy’, se sumó en seguida a la iniciativa y Mar es quien lidera ahora el movimiento de “Food 4 Heroes Barcelona”, coordinando una treintena de operadores que reparten a ocho hospitales. 

“A parte de alimentar a los sanitarios, de alguna manera también queremos alimentar su alma. Creo que es importante subirles el ánimo, que desde fuera sientan que se les está apoyando,  tanto con los aplausos de la gente como con esto, porque ellos están viviendo una situación de mucha frustración profesional”, dice Mar, hija de la pionera chef vegetariana Teresa Carles.

Cada noche, a las ocho, los españoles salen a sus balcones para aplaudir la labor de los sanitarios. Sobrepasados y a menudo sin los equipos de protección necesarios, más de 12.000 profesionales de la salud se han contagiado de Covid-19 desde el inicio del brote.

Reconocer ese esfuerzo y entrega es parte de la misión de “Food 4 Heroes”. Los aplausos que reciben los restauradores a cambio -cuando llevan la comida a los hospitales o cuando les llegan mensajes de agradecimiento- son un revulsivo, una motivación que les hace olvidar por un momento el panorama complicado que les viene por delante, con sus locales cerrados al público hasta nueva orden y haciendo equilibrios para subsistir a punta de delivery.

“Creo que todos los que hemos empezado con esto, nos da tanto la vida… que seguiremos semana tras semana haciendo nuestros envíos. No hay día en que no se una un restaurante. Es brutal”, reconoce Mar.

La importancia del ‘social fooding’ se ha puesto de manifiesto más que nunca estos días. Para Mar, que también está donando comida a organizaciones que cuidan de colectivos desfavorecidos, ha sido una revelación: “Creemos que se puede hacer un movimiento que continúe más allá de la pandemia”.