#PoniendoLaMesa
Propietarios: Marcos Armenteras y Berta Bernat
Restaurante: Parking Pizza y Parking Pita (Barcelona)
La frase: “El objetivo es subsistir. Vamos a intentar salvar nuestros negocios, a luchar con todo lo que tenemos”.
“La gracia de salir a cenar fuera no es solo lo que comes, sino todo lo que hay alrededor”. Y, sin embargo, las normas que se asoman para la restauración en España contradicen lo que, para Marcos Armenteras y Berta Bernat, hace la diferencia: que la gente se junte, entremezcle y disfrute del ambiente como ocurre en su Parking Pizza, un lugar desenfadado donde no hay manteles, los comensales comparten mesas largas, la música es cool, pero también —y hay que decirlo— donde la ejecución de algo que pudiera parecer simple cobra otra dimensión. Para muchos su pizza es la mejor de Barcelona.
Desde que abrió su primer local en 2015, Parking Pizza no ha dejado de crecer. Las colas se acumulaban en la puerta de su ‘garaje’ en Passeig Sant Joan, que se inauguró en 2017. El negocio iba tan bien que sus dueños ya estaban en obras para estrenar un tercer local. Pero, de repente, llegó el coronavirus. En cuestión de semanas Marcos y Berta han pasado de soñar y pensar en ampliar, a conjugar solo un verbo: sobrevivir.
05/05/2020
El golpe
Estábamos contentísimos tanto con Parking Pizza como con Parking Pita hasta el punto de que nos animamos a abrir un tercer local y ya estábamos en obras. Esa ilusión se ha ido al traste. Se nos ha metido el freno. Ya no podemos pretender abrir un nuevo restaurante, lo que podemos pretender es tratar de subsistir y aguantar. Hemos estado cerrados completamente hasta el 1 de mayo, que empezamos a activar el delivery en el Parking Pizza de Passeig Sant Joan. Aunque antes del coronavirus ya ofrecíamos ese servicio, al inicio nos parecía poco solidario hacer mover a nuestros trabajadores y exponerlos a riesgos solo por el ‘afán’ de vender. Ahora que ha pasado un mes y medio y la situación ha mejorado creemos que es un buen momento para abrir esta opción y mirar de cubrir, al menos, algunos gastos fijos. De los 47 trabajadores que teníamos, de momento, hemos logrado salvar seis o siete.
Preocupaciones
Durante muchas semanas todo ha sido tan ambiguo y había tanta desinformación de cara a lo que se exigiría para poder reabrir que nos hemos sentido, sobre todo, inseguros. Nuestra preocupación actualmente es intentar perder lo mínimo estos meses que estemos cerrados al público. Nos preocupa el alquiler de los locales. Si tenemos que seguir pagando el precio que pagábamos antes, estamos muertos. Sentimos que nos tienen que dejar ajustar los precios de alquiler y la contratación de personal porque va a venir muchísima menos gente y la facturación va a disminuir.
Posibles transformaciones
Aún es pronto, pero el delivery está funcionando bien por las noches y creemos que puede seguir moderadamente bien. Tenemos pensado abrir el servicio de take away, que antes era un complemento. Ahora ya se saben algunas normas para la reapertura al público, pero parece que quien las ha escrito no haya estado nunca dentro de un restaurante. Algunas de las normas que tendremos que cumplir son todo lo contrario de lo que, para nosotros, es parte de la gracia de ir un restaurante, que es el ambiente, la gente…Tenemos claro que vamos a poner más mesas para espaciar a los clientes, que tendremos que prescindir del bar donde la gente solía esperar para entrar o usar áreas que no aprovechábamos como la terraza para compensar lo que perderemos con el distanciamiento. A parte tenemos una idea en la cabeza para este momento en concreto relacionado con el mundo de la pizza, que pensamos que podría generar más ventas. Preferimos no compartirlo aún y no es que vayamos a descubrir la pólvora, pero nos tendremos que reinventar todos, sabiendo ajustarnos bien y encontrar alguna vía de facturación nueva.
Proyecciones sobre el horizonte
Creemos que vamos a tardar en tener un restaurante como lo teníamos antes, si es que lo volvemos a recuperar. Nuestra perspectiva es en un año y medio empatar, es decir, hasta aproximadamente octubre de 2021 no pretendemos tener beneficios, pero al menos no perder, pagar los sueldos a todo el mundo. Subsistir es nuestro objetivo ahora. Nosotros vamos a intentar salvar nuestros dos negocios. Vamos a luchar con lo que tenemos. El nuevo local con el que soñábamos es imposible de momento. Es subsistir, economía de guerra y ya está. Al que le iban bien las cosas es el que más o menos aguantará. El que iba justito va a sufrir mucho. Gestionar un restaurante es muy difícil. Ver una sala llena no significa que estés ganando dinero. Y, luego, claro, la economía va a estar muy resentida y la gente se lo mirará dos veces antes de salir a gastar fuera. En nuestro caso tenemos una cierta ventaja porque comer en Parking Pizza es más asumible que un restaurante que te cuesta, por ejemplo, 50 euros.