14/04/2020

Aunque durante un tiempo no podamos pisarlos, bares y restaurantes siguen cocinando: algunos a todo gas entregados al delivery, otros amasando ideas para seguir presentes y contribuir en estos momentos difíciles, y todos buscando fórmulas para sobrevivir a los efectos de la pandemia. Ante los desafíos enormes que plantea el coronavirus, los restaurantes ayudan y piden ayuda.

De España a Italia, pasando por México y Estados Unidos, cada uno trata de encontrar su fórmula y de conectar con la solidaridad mutua que ha aflorado estas semanas. La idea es que -en la medida de lo posible- nos ayudemos entre todos. 

Reafirmándose como órganos latentes de su entorno, restaurantes alrededor del mundo se han unido a la distribución de comida gratuita para los sanitarios en plataformas como Food For Heroes, otros se han reconvertido en comedores sociales para los más vulnerables siguiendo modelos como el de la ONG World Central Kitchen del chef José Andrés, y también hay los que se han sumado a apoyar a sus proveedores en la venta de verduras, carne o pescado como el chef Dan Barber y sus cajas de comida, el chef mexicano Jorge Vallejo (Quintonil) con Mete Canasta o la asociación española Euro-toques con su campaña Come Temporada en Casa.

Pero, ante las limitaciones de los apoyos gubernamentales, muchos restaurantes se han visto obligados a pedir ellos mismos apoyo al público. Algunos han optado por lanzar campañas de crowdfunding, otros por vender “bonos” de experiencias o “vales regalo” que se consumirán en un futuro. Ninguna fórmula es perfecta, pero el objetivo es obtener la liquidez necesaria para cubrir sus gastos más inmediatos, como alquileres, facturas y la nómina de su personal. 

De bonos a clases particulares

Desde Dinamarca, René Redzepi, por ejemplo, ha empezado a ofrecer “vouchers pre-pagados” a su comunidad de clientes para futuras reservas en Noma desde un mínimo de 670 hasta 13.400 euros. A cambio, ofrece un acceso prioritario a su codiciado restaurante una vez que se reabran las reservas generales al público con un paquete de agradecimiento, que puede incluir desde exclusivos menús diseñados a mano firmados por su equipo, una sesión de una hora de aprendizaje con un miembro de la cocina o la posibilidad de firmar en la pared de “amigos y familia” del restaurante. Una forma de fidelizar a la comunidad de la alta cocina. 

En Estados Unidos, donde miles de trabajadores de la restauración han perdido su empleo y el sistema de protección social es débil, varios restaurantes han lanzado campañas de recaudación de fondos para poder salir adelante. El país norteamericano se ha puesto a la cabeza del dramático ranking mundial de víctimas por coronavirus, por delante de Italia y España, con el estado de Nueva York, con más de 10.000 muertos, como su principal epicentro. En la Gran Manzana, restaurantes como Cosme, Estela, Flora Bar o Café Altro Paradiso son algunos de los que se han lanzado a ese llamado de auxilio mediante la recaudación de dinero.

También ahí el chef Daniel Humm, de Eleven Madison Park, se ha propuesto no solo dar comida a los más vulnerables de forma altruista sino recaudar miles de dólares con la subasta de arte, cenas privadas o incluso la posibilidad de ir a correr con él por Central Park. El chef sureño Sean Brock, por su parte, vende merchandising de sus restaurantes para apoyar a sus trabajadores e incluso se ha animado a ofrecer algo completamente inédito: clases privadas virtuales de cocina. La singular iniciativa, que busca una atención personalizada lejos de masterclasses pre-empaquetadas, ha causado furor. ¿Cuándo se volverá a tener la oportunidad de tener la tutoría de un súper chef?

Entretanto, hay una opción para todos los bolsillos: desde Massimo Bottura con sus #kitchenquarantine en Italia a los retos que se lanzan los Hermanos Torres en Barcelona, chefs con y sin estrellas en distintas latitudes están cocinando y compartiendo recetas en sus redes sociales, buscando entretener y alimentar el alma estos días, pero también manteniendo la presencia, fidelizando y multiplicando audiencias en torno a sus restaurantes.

Apelando a la empatía y la nostalgia del público, en España se han lanzado también varias iniciativas colectivas para reflotar a la hostelería, un sector clave de la ‘marca país’, que se calcula que da empleo a casi 1,7 millones de personas. De ahí, la campaña «Unopuntosiete» que lanzó Makro, con la que se recolectan firmas de apoyo en change.org, además de otras iniciativas con nombres evocadores que pasan mayoritariamente por comprar bonos prepagos para restaurantes: Yo regalo cuarencenas, Cuando volvamos o, sin tapujos, Salvemos nuestros restaurantes de Eltenedor. En Adopta un bar el apoyo se hace bajo una promesa que busca levantar una sonrisa: “Arrima el hombro ahora, empina el codo después”.